Aplasta Morena a oposición
por Gerardo Villela Gaytán
La candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo será la primera mujer titular del Poder Ejecutivo, eso es de celebrarse sin duda alguna, lo que se cuestiona duramente es la evidente ausencia de autonomía que se vislumbra en su próxima administración.
El Plan C del presidente Andrés Manuel López Obrador parece tener un camino contundente pues en estas elecciones del 2 de junio Morena obtuvo carro completo, es decir mayoría en el Congreso de la Unión y posiblemente en la Cámara de Senadores. De confirmarse esto, el titular del Ejecutivo tendrá carta abierta para poder realizar las modificaciones constitucionales que deseé.
En sus discursos post elección, la candidata de Morena, hoy Presidenta electa, señaló que gobernará para todos los mexicanos, promesa que en este sexenio obradorista quedó solo en eso, en promesa, pues los esfuerzos se enfocaron en “primero los pobres”, que hoy siguen siendo no sólo pobres, sino más pobre. También llamó a la unidad, a la pacificación, a la no corrupción, a la austeridad republicana y siguió con temas que se han repetido sin sentido una y mil veces para pretender dotar a esta administración de un velo de honestidad irreal como aquello de que no volverá el avión presidencial, -que en esta administración fue un distractor monumental-, tampoco el Estado Mayor Presidencial y menos las pensiones vitalicias a ex presidentes. El mejor deseo es que Sheinbaum gobierne para todos y logre, de entrada, la pacificación de este país ensangrentado.
Claudia Sheinbaum llega a la Presidencia con una votación aplastante, de acuerdo con los resultados preliminares del Instituto Nacional Electoral, la morenista ha obtenido más de 31 millones de votos, lo que significa el 59.0593 por ciento de los votos computados al 3 de junio, para ponerlo en perspectiva, en 2018 Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia con 30 millones 113 mil 483 votos, es decir, 53.19 por ciento del total de sufragios.
Sheinbaum Pardo tiene enfrente un reto enorme, en su discurso de construir el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación, debe primeramente, pacificar al país, que este sexenio que está por terminar, ha acumulado más de 180 mil muertos y se espera que termine la administración con 200 mil, cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Como contexto, el sexenio de Felipe Calderón terminó con 121,613 muertos y el de Peña Nieto con 157,158 víctimas mortales. El reto para Sheinbaum es altísimo.
A ello hay que sumarle el deteriorado y casi colapsado sistema de salud pública, que al término de este sexenio se situará muy lejos de Dinamarca, y es que durante la administración obradorista se presumió una y mil veces que el sistema de salud mexicano estaría a la altura del país nórdico, ello no podría ser cierto debido a los contextos de desarrollo de cada país. La desaparición del seguro popular, del Insabi, la pandemia por Covid 19, la mega farmacia y la mentira de excelencia son factores que tendrán que remontarse los próximos seis años pues todos están desarrollados en la fantasía de un hombre que no pudo cumplir lo que prometió al inicio de su sexenio.
Otro de los temas importantes de los que Claudia Sheinbaum habló, es el energético. Es necesario recordar que en este sexenio se han cancelado o por lo menos suspendido, la inversión privada en la generación eléctrica y se apostó por que la Comisión Federal de Electricidad se hiciera cargo de generar la electricidad que todo México necesita y hemos visto que no ha podido. Sheinbaum Pardo enfatizó en la creación de energías limpias que en este sexenio quedaron sepultadas por una corta visión setentera del titular del Ejecutivo.
La oposición debe replantear su existencia.
El triunfo de la candidata de Morena también pone en evidencia el pobre desempeño de la oposición en este proceso electoral, y es que como dice el dicho, crea fama y échate a dormir. Me explico, la reputación de los partidos que llevaron al fracaso a Xochitl Gálvez es tan mala que no hay un ápice de credibilidad en la alianza que crearon en este proceso, vaya, nadie les creyó y vimos a Gálvez Ruiz como una candidata sola, sin proyecto de nación, carismática, sí, pero con una endeble estructura partidista que privilegiaba a sus dirigencias sobre las candidaturas emanadas de esta alianza.
Los escándalos de Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD y sus proyecciones a senadurías y diputaciones plurinominales, no ayudaron al posicionamiento de Galvéz.
Cada dirigente tiene su cola que le pisen, tienen escándalos en lugar de propuestas, descalificaciones sin sentido, abusos de poder. Si bien muchos Prianstas y perredistas ahora militan en Morena, habar del PRI, PAN y PRD hace recordar el pasado de corrupción de estos partidos, ello llevó al electorado a votar por una opción que se antojaba diferente aunque sigue los pasos del partidos que gobernó por más de 70 años.
Morena es todo menos la santidad que profesa su creador cada mañana pues los casos de corrupción han sido documentados claramente, como el desfalco a Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex, el tráfico de influencias y evidente corrupción de los hijos del Presidente en la distribución de medicamentos y obras emblemáticas de este sexenio como el Tren Maya, -casos documentados por Mexicanos contra la corrupción y Latinus-; nadie está exento de corrupción, este sexenio como los anteriores, son corruptos por naturaleza.
El fracaso de la alianza fue escandaloso, ruidoso y lamentable. A partir de hoy, 3 de junio, la oposición tendrá que replantearse su existencia y para ello hay que cortar con los personajes indeseables y reformular su existencia, si es necesario, habrá que enterrar a PRI, PAN y PRD para dar nacimiento a alguna fuerza política que brinde certeza y credibilidad a un electorado que ha decidido que Morena es lo mejor que le pudo pasar a México, y eso comunidad lectora, es una afrenta si lo que se busca es la democracia por encima del poder centrado en la figura de Andrés Manuel López Obrador.
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